Erase una vez un joven príncipe que estaba muy agobiado porque en pocos días iba a recibir la corona.
Su país pasaba por la mas profunda pobreza y por ende, delincuencia. Además, habían frecuentes guerras con las demás naciones que querían apoderarse del territorio que pertenecían al joven monarca.
Apesadumbrado, le consultó a su padre que estaba ya en su lecho de muerte.
"¿Que he de hacer con este pueblo que me diste? No estoy seguro que pueda ser un buen rey." Le dijo sinceramente el joven.
Su Padre, un veterano rey lleno de experiencia, le dijo lo siguiente.
"Toma esta moneda. Cuando las cosas se encuentren mal, coloca la moneda en la cara opuesta. Pero nunca olvides, que cuando te sientas en la gloria, también deberas voltear la moneda."
El joven guardó la moneda de su padre preguntándose que clase de leyenda era esta.
Cuando llegó el momento de recibir el Reino, el joven fue al joyero y tomó la moneda diciéndose:
"¿Que momento podría ser peor que este?
Acto seguido, guardó la moneda en la cara inversa.
Su primera preocupación como monarca fue defender su Reino. Buscó que sus soldados recibieran educación no solo en las ciencias de la guerra, si no también en los demás saberes de la humanidad.
Estos los volvió un ejercito muy eficiente, conocedor de todas las estrategias que podía plantear el enemigo, así como negociar la paz para evitar bajas innecesarias.
Así los territorios del joven monarca quedaron paulatinamente sin ningún disturbio.
Luego el joven gobernante, construyó una gran flota de barcos que surcaron los mares buscando fortuna ¡Y si que la hallaron! Dieron con una isla desconocida que parecía la morada de Dios, por la cantidad de oro, perlas y demás riqueza que en ella se encontraba.
Lejos de ser un gobernante codicioso, este Rey decidió eliminar la pobreza de su pueblo compartiendo su descubrimiento con los más desafortunados de su tierra. Su reino se bañó en la opulencia y nunca se supo lo que era pasar necesidad o alguien siquiera sintiese envidia de su compañero.
Sin embargo, este Rey, quién estaba lleno de regocijo y no cabía de su asombro en como el había transformado su Reino, se le olvidó de la moneda y la leyenda que le contó su padre.
"Cuando te sientas en la gloria, recuerda también voltear la moneda."
Así, sin mediar palabras, la isla del renacimiento, como le llamaban, se hundió en el mar y gradualmente su ejército fue decayendo producto de diversas invasiones de pueblos bárbaros, que al no seguir estrategias, vencieron a los invencibles.
Su reino nuevamente cayó en la desgracia y la miseria. Fue cuando el joven volvió a recordar la moneda a quien le atribuía su pasada gloria.
Volvió al joyero y tomando la moneda en sus manos notó que en ambas caras de dicho objeto, estaba la inscripción
"hoc quoque transibit" (Esto también pasará).
Así que lejos de ser un artefacto mágico como era de suponerse, el rey entendió que su padre le había regalado una metáfora de la vida.
No existe cosa ni buena o mala que no sea transitoria.
Lo único que podía el joven esperar con certeza es que todo ciertamente cambiaría con el tiempo y que lo único que podía controlar era como reaccionaría ante cada circunstancia.
Bueno había querido hacer algo nuevo hoy, Espero que les ponga a pesar un poco el escrito.
Las estrellas, por ejemplo, parecen también tener un ciclo de vida útil. Según los científicos, nuestro sol se extinguirá en unos pocos millones de años y en otros cientos nos impactaremos con nuestra vecina mas cercana, la galaxia de andromeda.
En 100 años nos encontraremos en una crisis mundial de agua y cuando lleguemos a los 10 mil millones de habitantes experimentaremos un colapso global.
Sin duda nuestra tierra, lo que ves ahora, las cosas malas y las buenas, hasta los seres que amas "hoc quoque transibit"... (Esto también pasará).
¿Que harás al respecto? Recuerda que sea lo sea que estés pasando, nunca te olvides de voltear la moneda.
Posted via Blogaway
domingo, 1 de noviembre de 2015
El Rey y la Moneda.
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